lunes, 30 de marzo de 2009

Aparato excretor


El aparato excretor es un conjunto de órganos encargados de la eliminación de los residuos nitrogenados del metabolismo, conocidos por la medicina como orina; que lo conforman la urea y la creatinina. Su arquitectura se compone de estructuras que filtran los fluidos corporales (líquido celomático, hemolinfa, sangre). En los invertebrados la unidad básica de filtración es el nefridio, mientras que en los vertebrados es la nefrona o nefrón. El aparato urinario humano se compone, fundamentalmente, de dos partes que son:

  • Los órganos secretores: los riñones, que producen la orina y desempeñan otras funciones
  • La vía excretora, que recoge la orina y la expulsa al exterior.

Está formado por un conjunto de conductos que son:

    • Los uréteres, que conducen la orina desde los riñones a la vejiga urinaria.
    • La vejiga urinaria, receptáculo donde se acumula la orina.
    • La uretra, conducto por el que sale la orina hacia el exterior, siendo de corta longitud en la mujer y más larga en el hombre denominada uretra peneana
Histoanatomía del Aparato Urinario: Los Riñones

La parte inicial y de mayor importancia que se encarga de la filtración de tejidos y ciertos fluidos, así como la eliminación de toxinas son los riñones que son órganos con forma de frijol, ubicados en el retroperitoneo sobre la pared abdominal posterior. El borde lateral es convexo y el medial es cóncavo. Sobre éste encontramos el hilio renal que conecta con el seno renal, una cavidad intrínseca en la que se sitúan los cálices renales. Los riñones del latín renis y del griego nefros, pesan alrededor de 150 g, y llegan a medir en el individuo adulto hasta 3×6×12 cm (espesor, anchura y longitud), aunque hay una decreción de tamaño al llegar a la tercera edad. Este órgano es de vital importancia en la vida humana, y se utiliza ampliamente desde la etapa fetal hasta la expiración del individuo para su propia manutención. Excreta agua, productos nitrogenados, sales inorgánicas, ácido úrico, venenos y dióxido de carbono, como resultado del catabolismo proteico, regulando así la osmolaridad de los fluidos corporales, el balance de electrolitos, y de pH. En el riñón se produce la eritropoyetina, estimulando así la formación de eritrocitos en la médula ósea, además de producir renina, calcitrol y prostaglandinas.

Estructura del Riñón

Topográficamente el riñón está cubierto por una cápsula de tejido conectivo colagenoso denso denominada como Cápsula Nefrótica, y sobre su borde medial se encuentra una incisura denominada Hilio Renal en donde podemos apreciar la salida de estructuras vitales como la arteria y vena renales y el uréter. La corteza presenta un aspecto rojizo oscuro granulado y rodea completamente a la médula renal enviando prolongaciones denominadas columnas renales que se injertan en toda la profundidad medular. La médula renal presenta el doble de espesor que la corteza y unas estructuras de color rojizo muy claro con forma de pirámides, denominadas Pirámides Renales, que se separan por las columnas renales. Las Papilas Renales se distribuyen cada una dentro de un cáliz menor en forma de embudo, tomando en cuenta que cada riñón humano posee 8 a 18 pirámides renales, existiendo también de 8 a 18 Cálices Menores, y de 2 a 3 Cálices Mayores.

Desde un punto de vista histológico, en un corte sagital del órgano observaremos que el parénquima (porción celular) está compuesto por una corteza y una médula. En la médula aparecen unas estriaciones organizadas en forma piramidal. Estas pirámides son las denominadas Pirámides de Malpigio (o renales) que presentan un vértice orientado hacia los cálices (papilas) y una base que mira hacia la zona convexa del riñón. A partir de ésta surgen unas estructuras radiales, que también cuentan con una forma piramidal, con composición similar a la medular: son las Pirámides de Ferrein (o rayos medulares). El aparato urinario está muy relacionado embriológica y anatómicamente con el aparato genital, de tal manera que a ambos aparatos se les llama el aparato urogenital. El aparato excretor tiene una importantísima misión metabólica en el organismo. Es el encargado de eliminar todos los productos sobrantes de dicho metabolismo y contribuir activamente al mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico. Este aparato se aloja en el abdomen, tanto en su parte más alta (riñones y suprarrenales), como en la inferior. Los elementos que lo constituyen son: los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.

El aparato urinario es el encargado de recoger de todo nuestro organismo los productos de desecho resultantes de los procesos metabólicos corporales y eliminarlos merced a la formación y expulsión de orina.

Para ello, en el riñón, en los llamados glomérulos, se produce una filtración de líquido que, procedente de los capilares sanguíneos, se dirige hacia los túbulos renales para ser excretado. Durante este trayecto se va modificando la composición de este líquido hasta, finalmente, adquirir la de la orina, la cual está formada por agua en la que hay disueltos iones y numerosos metabolitos resultantes de todas las reacciones químicas del organismo.

La secreción urinaria ya formado es recogida en la llamada pelvis renal y transportada por los uréteres hasta la vejiga urinaria, lugar en que se almacena hasta haber la suficiente cantidad para ser expulsada en el acto de la micción, a través del organismo.

En el varón, la porción terminal de aparato unitario, la uretra, está compartida con el aparato reproductor ya que, durante el acto sexual, el semen debe circular por ella.

No ocurre así en la mujer, en la que hay una separación total de ambos aparatos.

Resumiendo pues, podremos decir que el aparato excretor está formado por:

Órgano formador de la orina: el riñón.

Sistema de conducción de la orina: los urétreres.

Reservorio de orina: la vejiga.

Conducto de excreción: la uretra.

Son los órganos fundamentales del aparato excretor, donde se forma la orina.

Aparte de la función de eliminación de productos de desecho, tienen una acción importante de control de la tensión arterial.

Se hallan situados en la región lumbar, a ambos lados u por delante de la columna lumbar.

Son de color pardo rojizo y de un tamaño aproximado de 11 x 5 x 3 cm. Su peso oscila entre 110 y 180 gr.

El riñón izquierdo se halla algo más alto que el derecho (1,5 cm). pueden movilizarse con los cambios de postura y con movimientos respiratorios. Habitualmente se hallan a la altura de las vértebras 12° dorsal - 3° lumbar.

El Nefrón

Es la unidad estructural y funcional renal en donde se forman los usuados. Cada nefrón comienza por un extremo ciego ensanchado, invaginado por un ovillo capilar, por lo que se forma una pequeña estructura redondeada denominada Corpúsculo Renal o Glomérulo de Bargmann. Desde ahí parten dos porciones denominadas la pars convulta que involucra al túbulo contorneado proximal; y la pars recta que se comunica con el túbulo distal a través del segmento delgado. Por lo tanto la parte recta del túbulo proximal, el segmento delgado y la parte recta del túbulo distal conforman al Asa de Henle.

Existen en cada riñón un promedio de 1.500.000 glomérulos de Bargmann, todos totalmente vascularizados encargados de llevar el proceso funcional del riñón en conjunto. Cada glomérulo se caracteriza por tener dos polos, el polo urinario: por donde emana el túbulo proximal; y el polo vascular por donde emanan las arteriolas aferente y eferente, y por encima de ellas se localiza a una porción del túbulo distal compuesto por la mácula densa. La capa más externa es denominada como Cápsula de Bowman, seguida por la Capa Parietal, el Espacio Capsular, y la Capa Visceral en donde encontramos podocitos y células mesangiales que dan sostén al glomérulo secretando matriz mesangial, colágena, y proteoglicano condroitin sulfato.

La arteriola aferente posee en su estructura a las células yuxtaglomerulares quienes secretan Renina-angiotensina.

Vías Urinarias

El viaje de la orina pasa desde las papilas renales hacia los cálices menores, y de ahí a los cálices mayores, la pelvis renal y mediante el uréter llegan a la vejiga en donde sirve de reservorio para la orina, con una capacidad normal de 500 ml, alcanzando su capacidad máxima de 1 L . De la vejiga atraviesa la uretra en donde es expulsada hacia el exterior del organismo, alcanzando una velocidad de 30 a 35 km/h cuando la vejiga se encuentra llena en su capacidad promedio, y cuando está en su máximo reservorio es expulsada a unos 50 km/h . Al atravesar la uretra peneana (en el varón) cabe mencionar que la orina es expulsada a mayor velocidad alcanzando en su cúspide máxima hasta unos 75 km/h, siendo proporcionada estas características expulsivas por la estructura de dicha uretra.


La vejiga y los uréteres están revestidos por un epitelio de transición que sólo aparece en el recorrido de las vías urinarias excretoras, denominado en Urología como urotelio. En el uréter encontramos 3 túnicas denominadas como Túnica Mucosa, Túnica Muscular y la Túnica Adventicia.

Inervación del Sistema Urinario

Las fibras nerviosas alcanzan el riñón siguiendo el plexo renal. Hay una red de fibras nerviosas que siguen con la arteria renal desde la aorta hasta el riñón. En el plexo renal, también puede haber cuerpos de células ganglionares; deben considerarse células emigradas de los ganglios aórtico y celiaco. La mayor parte de las fibras del plexo renal corresponden a la porción simpática del sistema vegetativo y provienen de las células de los ganglios celiaco y aórtico. En el plexo renal hay un número menor de fibras parasimpáticas. Provienen del nervio vago, cuyas fibras, para alcanzarlo, atraviesan el plexo celíaco sin interrupción.

Las fibras nerviosas del plexo renal siguen las paredes arteriales y penetran en la sustancia del riñón. Penetran en los glomérulos para constituir en ellos amplias redes perivasculares. También pueden inervar el epitelio de los tubos contorneados, el epitelio de transición de la pelvis, y las paredes de arterias y venas.

Como tanto los riñones trasplantados, que carecen de inervación, como los riñones in situ desprovistos de sus nervios, funcionan de forma prácticamente normal, se podría decir que las funciones renales no dependen fundamentalmente de mecanismos nerviosos. Sin embargo, éstos la controlan hasta cierto punto. Es muy probable que la mayor parte de esta acción se ejerza por vía de las fibras simpáticas que terminan en los vasos sanguíneos.

Impulsos aferentes siguen por los nervios del plexo renal, pues la sección de las fibras de este plexo suprime el dolor de origen renal. A lo largo del ureter hay fibras simpáticas y fibras parasimpáticas, pero no parecen guardar relación particular con los movimientos peristálticos normales que se producen en la musculatura del conducto, ya que tales movimientos continúan cuando dichos nervios han sido cortados. Algunos de estos nervios llevan impulsos aferentes.

La vejiga está inervada tanto por fibras simpáticas como por fibras parasimpáticas. Las parasimpáticas provienen de la porción sacra. Los ganglios terminales a los cuales van a parar dichas fibras se hallan en la propia pared vesical; por lo tanto, en cortes de vejiga, un estudiante puede alguna vez encontrar células ganglionares.

Enfermedades del Aparato Urinario Cistitis

Es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria, con infección o sin ella. Puede tener distintas causas. Los síntomas más frecuentes son: aumento de la frecuencia de las micciones, presencia de turbidez de la orina. La causa más frecuente de cistitis es la infección por bacterias gram negativas para que un germen produzca cistitis primero debe de colonizar la orina de la vejiga (bacteriuria) y posteriormente producir una respuesta inflamatoria en la mucosa vesical. A esta forma de cistitis se le denomina cistitis bacteriana aguda. Afecta a personas de todas las edades, aunque sobre todo a mujeres en edad fértil o a ancianos de ambos sexos. Otras formas de cistitis son la cistitis tuberculosa (producida en el contexto de una infección tuberculosa del aparato urinario), la cistitis química (causada por efectos tóxicos directos de algunas sustancias sobre la mucosa vesical, por ejemplo la ciclofosfamida), la cistitis glandular (una metaplasia epitelial con potencialidad premaligna) o la cistitis intersticial (una enfermedad funcional crónica que cursa con dolor pélvico, urgencia y frecuencia miccional).

Insuficiencia renal aguda

Algunos problemas de los riñones ocurren rápidamente, como un accidente que causa lesiones renales. La pérdida de mucha sangre puede causar insuficiencia renal repentina. Algunos medicamentos o sustancias venenosas pueden hacer que los riñones dejen de funcionar. Esta baja repentina de la función renal se llama insuficiencia renal aguda.


La insuficiencia renal aguda puede llevar a la pérdida permanente de la función renal. Pero si los riñones no sufren un daño grave, esa insuficiencia puede contrarrestarse con una operación quirúrgica. En la mayoría de los casos, la operación qiruúrgica, es un transplante renal, dejando los que ya posee la persona y poniendo otro en la zona abdominal.

cuento

En las profundidades

Aquella mañana Luis se resistía a levantarse de la cama, como de costumbre, para ir al colegio. Su madre tenía que hacer verdaderos esfuerzos para conseguir que lo hiciera. Por fin, después de mucho insistir y una vez que Luis veía a su madre al borde de un ataque de histeria, se levantaba de forma parsimoniosa.

La lucha con Luis, no acababa ahí, también se producía una batalla campal a la hora del desayuno; no había forma de hacer que lo hiciera sentado correctamente y en el tiempo lógico para poder vestirse, lavarse los dientes y poder coger el autobús escolar a tiempo. Más de una vez lo había perdido y su madre le había tenido que llevar en su coche, antes de irse al trabajo.

Sin embargo el principal problema de Luis, no era ése, era su irresponsabilidad y sus descuidos, tanto con sus cosas personales, como con las generales: la luz, el agua, etc.

Mientras se lavaba los dientes, se dejaba el grifo del agua abierto o se iba a su cuarto a ponerse el uniforme del Cole e iba dejando las luces encendidas de todas las habitaciones.

¡Apaga las luces, Luis! ¡Cierra los grifos, no te los dejes abiertos, por el Amor de Dios! El agua es un bien escaso y al paso que vamos nos quedaremos sin ella y no la tendremos, ni para beber, ni para asearnos. Éstas y otras recomendaciones similares las oía Luis, continuamente en su casa y también en el colegio. ¡Qué pesados! Hasta en la “tele” no se cansaban de decirlo. ¡Qué plastas!

Luis pensaba que esas cosas eran “pamplinas”. ¡Con la cantidad de agua que había en el mar y en las nubes, ¿cómo se iba a acabar el agua! ¡A él se la iban a dar! Luis, no la desperdiciaba, porque la que se iba por el desagüe, iba a parar a los ríos y luego al mar, que él bien lo sabía, porque se lo había explicado muchas veces la Señorita Laura , su tutora.

Aquel día, Luis terminó bastante cansado. Había tenido Educación Física y el profesor de Gimnasia les había mandado veinte minutos de carrera continua, después, en el recreo, habían jugado un partido de fútbol contra los de 5º C y para colmo, le habían mandado muchos deberes. ¡Lo qué le faltaba!

Como siempre, su lentitud hizo que los acabara muy tarde y la cena se retrasó casi hasta las diez de la noche. Como siempre, antes de irse a la cama, sus padres le obligaron a lavarse los dientes, tarea que no le hacía mucha gracia y en la que se eternizaba; dejando, como siempre el grifo abierto mientras se los lavaba con una lentitud pasmosa. Las luces de su habitación y del pasillo, permanecían mientras tanto encendidas. Sus padres, se habían dado ya por vencidos, y tenían que ir detrás de él, cerrando grifos y apagando luces.

Por fin, Luis se metió en la cama esa noche, después de darles un beso, como era preceptivo. Tan cansado estaba que al instante se durmió.

Normalmente, tenía la costumbre de leer un libro divertido o un cómic mientras se le cerraban los ojos, pero ese día no le quedaban fuerzas ni para sostener el libro entre sus manos; así que la morriña y el cansancio, pudieron con él.

Al cabo de unos minutos entró en un profundo sueño y comenzó soñar. Al principio se vio nuevamente en el patio del colegio y después en su clase, aguantando la regañina de la señorita Laura por no saberse la lección de Conocimiento del Medio, tal vez, o por no tener los deberes hechos. No lo tenía muy claro.

A continuación se vio metido en una pelea con el “Franchu”, ese tonto que se las daba de “guaperas” porque las niñas siempre estaban alrededor de él y le mandaban notitas. Pero él, le bajaría los “humos” y se convertiría en el nuevo héroe de la clase. La pelea fue coreada por el resto de compañeros, mientras Luis y Franchu, rodaban por el suelo del patio. De repente fueron interrumpidos por los gritos histéricos de la Sta. Laura. Los dos chicos fueron enviados al despacho del director. Eso era más grave, tendrían una sanción y un parte disciplinario que enviarían a sus padres. La sanción consistiría seguramente en no bajar al recreo durante una semana. Bueno, eso a él no le afectaba mucho. En clase también se divertía dibujando o leyendo su cuento favorito, pero el parte disciplinario dirigido a sus padres, sí que le entristecía porque ya les daba suficientes disgustos como para darle uno más. Aunque era la primera vez, pero sobre todo su madre se enfadaría mucho con él y su padre le impondría una nueva sanción; seguro que le quitaría su PlayStation y eso ya “no le molaba”

Cuando entró en el despacho con el “Franchu”, seguido por la Sta. Laura, le pareció una habitación gigantesca con varias máquinas de tortura como en las películas medievales y, ¿aquél hombre?, aquel hombre daba pánico. Luis no recordaba al director de esa forma, siempre le había parecido un hombre benévolo y bonachón, pero ahora se había transfigurado.

Aquel, era un señor muy alto, casi un gigante, vestido todo de negro y con un bigote muy poblado. Estaba muy serio, con aquellos ojos ensangrentados que le miraba de una manera… Muy pronto, produjo en Luis un ataque de pánico que hizo que se le aflojara la vejiga y le temblaran las piernas. Dos lágrimas aparecieron en sus ojos, resbalando a continuación por sus mejillas

¿Ustedes se han peleado como dos vándalos en el recreo? Les dijo, señalándoles acusadoramente con el dedo índice, que más bien parecía la espada del Cid Campeador. Después todo se desvaneció en su mente y se volvió oscuro. Ya no supo más...

A continuación, Luis dejó de ver esa escena, pero lo que vino a continuación fue aún peor: El muchacho caía y caía por un oscuro pozo sin fondo que le produjo el mayor vértigo de su vida. ¿Dónde caería? Estaba seguro que no saldría de ésta; se iba a matar y caía, caía...Y no dejaba de caer.
El barco navegaba con cierta dificultad por aquellas aguas contaminadas, repletas de desechos de todo tipo: latas, cajas de madera y cartón, botellas, peces muertos y sobre todo aquella capa oleaginosa que lo impregnaba todo.

Luis sentía asco ante tanta inmundicia. El capitán del barco, que por cierto se parecía mucho al director de su “Cole”, daba las órdenes oportunas para sortear los obstáculos. El piloto que manejaba el timón también tenía cierto parecido con su padre y él iba vestido de marinero, mientras sentado en la proa del barco lo observaba todo. También las caras de los marineros, le eran conocidas, uno se parecía al “Franchu”, pero no podía ser.

De repente, el barco se vio impulsado por una corriente invisible, hacia un inmenso remolino que Luis divisó a lo lejos. El agua y todos los objetos que flotaban en ella daban vueltas y vueltas alrededor como si de un inmenso desagüe se tratara. A Luis se le erizó el cabello; el barco navegaba inexorablemente hacia allí. Él, gritó insistentemente, pero los miembros de la tripulación, incluyendo el capitán, parecían no oírle. El final estaba próximo.

Luis, insistía e insistía, pero un silencio sepulcral lo envolvía todo hasta que el barco cayó en aquel remolino inmenso que rápidamente lo engulló conjuntamente con miles y miles de residuos de todas las clases y tamaños.

El barco descendía rápidamente hacia las profundidades del océano y Luis pensó que había llegado su última hora. No podré respirar y me ahogaré, pensó, pero nada de eso ocurrió. Mientras descendía, Luis notó que podía respirar perfectamente mientras observaba como la luz cada vez era más escasa y la oscuridad se iba adueñando de la situación.

De repente, el barco, sufrió una fuerte sacudida que le obligó a girar sobre sí mismo, quedando la quilla hacia arriba, lo que provocó que Luis cayera por la borda y siguiera bajando en solitario hacia un abismo infinito.

Al cabo de un tiempo, que a Luis le pareció eterno, llegó al fondo del mar, y después de dar unas cuantas vueltas como hacen los paracaidistas al tomar tierra, se estabilizó sobre una especie de lodazal gelatinoso que le produjo una sensación desagradable. Toda aquella suciedad le revolvió el estómago, sintiendo verdaderas náuseas.

En un principio, Luis se sintió desorientado, sin saber que hacer, pues a la intensa oscuridad había que añadir la desorientación que sentía al estar en un lugar totalmente desconocido para él. ¿Adónde iría? ¿Dónde habría caído el resto de la tripulación? ¿Cómo subsistiría? ¿Abría tiburones allí abajo? Si era así, estaba perdido. Tampoco había nada que comer ni beber; aún no comprendía cómo era capaz de respirar en el fondo del mar.

Posiblemente estaba muerto y él creía estar vivo, pero si había muerto, ¿cómo podía pensar? En este caos de pensamientos e ideas, Luis comenzó a caminar sin darse cuenta, como empujado por una fuerza invisible.

De vez en cuando tropezaba con algo, que era mejor no ver ni pensar y caía al suelo, pero rápidamente se levantaba y seguía andando.

No podía recordar cuanto tiempo llevaba caminando, cuando le pareció ver una luz muy tenue en la lejanía. Caminó hacia ella, aligerando el paso. Si había alguna vida, no le cabía la menor duda que sería allí. Según se iba acercando, la luz se fue haciendo más y más intensa, hasta el punto que tuvo que ponerse la mano derecha a modo de visera para no deslumbrarse.

Por un lado la luz le permitió ver donde pisaba, pero a la vez también podía contemplar los desechos de todo tipo que le rodeaban; al final no pudo resistir y vomitó.

Cuando se estaba recuperando, se vio rodeado por cientos de criaturas extrañas, mitad peces, mitad personas, difíciles de describir. Tal fue el horror que sintió, que se le aflojaron las piernas y se desmayó.

Cuando despertó, se encontró en una gran sala marina repleta de personas como él: niños, ancianos, hombres y mujeres. No pudo, sin embargo, localizar a ningún miembro de la tripulación ni a nadie conocido.

En una pasarela superior que rodeaba todo el recinto, eran vigilados por multitud de seres extraños como los que le habían cogido. Pasó un tiempo que Luis no pudo calcular, hasta que un nuevo ser, que parecía de mayor rango que los demás, se subió a una plataforma y desde ella comenzó a dirigirles la palabra. Hablaba en varios idiomas a la vez, de tal forma que todos ellos le comprendían a pesar de ser de distintas nacionalidades.

¡Terranos! Soy el jefe de la guarnición de esta ciudad submarina, el equivalente a la policía de sus países, para que me entiendan, y les voy a explicar porque están aquí y cual será su futuro inmediato.

Ustedes Terranos, son los responsables de la destrucción de este planeta, de la tierra en que viven, del aire contaminado que respiran, de la matanza de animales inocentes y de la desaparición de hermosas plantas, sobre las que El Creador les dio la responsabilidad de cuidar, pero sobre todo, son responsables de la destrucción del mar, y eso nos afecta especialmente a nosotros, sus habitantes, y eso no se lo podemos perdonar ni permitir.

Así que van a ser juzgados por el tribunal superior acuático de esta ciudad de la Atlántida , que ustedes creían perdida. Dicho juicio será en presencia de su majestad el rey Neptuno y su querida esposa, la reina Cibeles.

La vista se realizará en un periodo máximo de diez días marinos, equivalentes a diez meses Terranos y lo presidirá un juez y un jurado formado por veinte atlantes, diez masculinos y diez femeninos.. La sentencia será irrevocable.

Mientras tanto, sólo se alimentarán de harina hecha con los desechos que hay disueltos en el mar y beberán el agua del propio mar. Su organismo se adaptará durante este periodo de tiempo al agua salada de la misma forma que sus pulmones, lo han hecho al oxígeno contenido en el agua del mar.

Aquellas palabras produjeron repulsa en la mayoría de los detenidos, pero pronto se les mandó callar. ¡No tenéis derecho ni a hablar! ¡Sois todos unos asesinos! Gritó la voz del jefe con autoridad.

Luis, además de miedo, sintió nuevamente nauseas al pensar en lo que tendría que comer y beber.

*********

Y llegó el día del juicio. Todos los inculpados fueron sentados delante del estrado del Juez. Aquello parecía muy solemne; al cabo de un rato, sonó una caracola y al instante una voz dijo: ¡Todos de pie! A continuación, anunció: Sus Altezas Reales: el Rey Neptuno y la Reina Cibeles. Al momento, los reyes hicieron acto de presencia ocupando dos sitiales, a modo de tronos, situados en el anfiteatro superior de la sala de juicios. Todos se pusieron de pie, incluido el Juez y el Jurado en pleno. Una vez sentados los reyes comenzó el juicio. El primero en hablar fue el fiscal, un tiburón blanco de aspecto agresivo. Señoría, dijo dirigiéndose al Juez, un pez martillo con un ligero rictus cansino, Los acusados son culpables de multitud de delitos, incluidos los de homicidio intencionado que han provocado la ruptura del ciclo del agua tan necesario para todos nosotros. Han aniquilado a multitud de especies de animales y de plantas, haciéndolos desaparecer para siempre de la faz de la Tierra y de las profundidades del mar.

Deseo probar todo esto al jurado mediante fotografías y sobre todo mediante los testigos que presentará este Ministerio Fiscal.

A continuación tomó la palabra una medusa representante de la defensa. Señoría, yo debo decir que no todos los hombres aquí presentes, son responsables por igual de lo que alega el ministerio fiscal, y además yo también presentaré fotografías y testigos de que los hombres también han hecho muchas cosas buenas y productivas para subsanar el daño producido por otros hombres.

Uno y otro debatieron ante el jurado presentando cada uno sus respectivas pruebas y testimonios.

Al final el jurado tuvo que decidir y se retiró a deliberar. No fue fácil tomar una decisión, pues además cada uno de los acusados había intervenido en distinto grado, en la comisión de los diferentes delitos.

Por fin el jurado se puso de acuerdo y entregó al juez la sentencia de cada uno de los acusados. En esta sesión habían sido juzgadas veinte personas y cada una de ellas escuchó de pie su nombre y su sentencia.

Luis fue condenado a limpiar el fondo del mar durante veinte años, después de los cuales sería devuelto a la superficie.

¡Veinte años! Toda una eternidad. Tendría treinta años cuando terminara su condena. Casi un viejo. Se habría perdido toda su infancia y adolescencia. Posiblemente ya no vería más a sus padres. La imagen de ellos apareció con nitidez en su mente, pero también sus voces: cierra el grifo mientras te lavas los dientes, apaga las luces, date prisa no llegarás hoy al colegio. De pronto comenzó a llorar.

Su compañero de condena era un muchacho algo mayor que él. Los dos fueron alojados en una estrecha habitación acuática en la que sólo había dos colchones de agua y unos recipientes donde recibirían diariamente su ración de harina y de agua.

Los dos muchachos salieron el primer día de la ciudad, por una puerta especial por donde entraban y salían los condenados, al exterior. No necesitaban vigilancia porque no tenían por donde escapar. Les proveyeron de un carromato para recoger la basura, así como de las herramientas necesarias: un rastrillo, una pala, un pico y hasta un aspirador acuático.

La tarea era ardua y sobre todo nauseabunda. Luis comprendía entonces todo lo que le habían enseñado en la escuela y todos los consejos de sus padres, pero ya era tarde. Había oído decir que muchos no lo contaban, pues entre tanta suciedad también cabía la posibilidad de contraer enfermedades, herirse con algún residuo enterrado en el fango, sufrir la picadura de algún animal venenoso o incluso ser atacado por algún animal salvaje de los que vivían fuera de la ciudad.

Cada día que pasaba, era un esfuerzo titánico el que tenían que realizar, pues los detritus, el lodo y los restos de animales y plantas estaban tan pegados al suelo, tan adheridos entre sí, que los dos chicos debían realizar un esfuerzo sobrehumano para despegarlos y depositarlos en el carro para después llevarlos a los contenedores de destrucción. Después otros reos se encargarían de repoblar el suelo marino con animales y plantas regeneradas.

Cuando sólo les faltaba un mes para cumplir la condena, su compañero, Adrián, cayó muy enfermo y tuvo que ser recluido en su habitación sin más ayuda que la que le prestaba Luis cuando venía extenuado de su jornada laboral. Mientras tanto a Luis le acompañaba Juan, otro reo de más o menos la misma edad que él.

A los cinco días de su enfermedad, Adrián murió y aquello fue un duro golpe para Luis. Dejó de comer durante varios días y estuvo también a punto de enfermar. Sólo los cuidados y consejos de Juan le salvaron la vida. La proximidad de su liberación, le sirvió a Juan como estímulo para levantar de nuevo los ánimos de Luis a pesar de que él acababa de comenzar su condena y eso le separaría de su nuevo amigo.

Cuando llegó el último día de su condena, tuvo que hacer acto de presencia ante el juez que le había acusado. Éste le hizo las preguntas de rigor:

¿Está usted arrepentido de las barbaridades que cometía mientras estaba en la Tierra ? A lo que Luis debería contestar con un SÍ, rotundo.

¿Reconoce haber malgastado litros y litros de agua limpia, convirtiéndola en agua contaminada? Nuevamente, Luis debía responder con otro: SÍ SEÑOR

¿Reconoce, usted también, haber consumido más energía de la que necesitaba para vivir, condenando a otros seres a carecer de ella, teniendo que pasar hambre y frío por su culpa? Otro nuevo SÍ, fue la respuesta de Luis

¿Reconoce también, que el abuso en el uso de energía cometido por usted ha provocado el aumento de la utilización de carburantes contaminantes para la Naturaleza ? De nuevo Luis tuvo que admitirlo.

Al final el Juez pronunció las siguientes palabras: Con su trabajo y su esfuerzo, así como con su arrepentimiento, ha redimido usted su culpabilidad, por lo que tiene derecho a regresar a la Tierra , donde esperamos que aplique estos principios a su vida y colabore para que lo apliquen los demás, ya que creemos que ya es consciente que sin esa colaboración, la Tierra será destruida en muy poco tiempo, produciendo la muerte de todos los seres vivos y convirtiéndose en un planeta inhóspito como la Luna.

Luis prometió que así lo haría y se preparó para su regreso. Una vez en su celda, se abrazó a su amigo Juan, rogándole que resistiera y prometiéndole que le esperaría en la Tierra. Las lágrimas de ambos bañaron sus mejillas antes de separarse definitivamente.

Los guardianes acompañaron a Luis a la puerta principal de la ciudad submarina, por donde había entrado cuando llegó.

Nada más salir, Luis, notó un ligero impulso que lo elevaba del suelo marino. Muy pronto esa fuerza se fue haciendo más y más intensa y de nuevo le empujó como a un cohete hacia la superficie.

*********

Los gritos y patadas, se oyeron desde la habitación de los padres de Luis, quienes acudieron inmediatamente. Entre gritos y convulsiones, le oyeron decir muchas frases incoherentes que no parecían tener sentido:

¡Cierra ese grifo, pronto! ¡No enciendas ese fuego, no lo enciendas! Está prohibido cazar ahora ¿No lo sabes? ¡Límpialo bien, por favor! ¡Socorro que me hundo! ¡Ayudadme!

Luis se sintió zarandeado, mientras entreabría los ojos y veía de forma borrosa a sus padres a ambos lados de su cama, mientras le decían:

¡Despierta Luis, estás teniendo una pesadilla! ¡Despierta, por el Amor de Dios!

¿Dónde estoy? Estoy todavía en el mar ¿Dónde está Juan?

Sus padres se miraron atónitos. Su madre siguió hablándole bajito hasta que consiguió que Luis fuera percibiendo la realidad y descubriera que estaba en su casa rodeado de los suyos.

Al día siguiente, Luis contó a sus padres su terrible sueño, quienes le tranquilizaron, haciéndole ver que tan solo se trataba de eso, de un sueño.

No obstante le recordaron el refrán: “No hay mal que por bien no venga”, y eso le debía servir para cambiar los malos hábitos que tanto repercutían en la Naturaleza , sin que él y otras personas como él, se diera cuenta.

Luis, aseguró que había aprendido la lección y a partir de ese día, fue un niño distinto, no sólo en el cuidado del Medio Ambiente, sino en su sentido de la responsabilidad del que tanto había carecido. Fin

preguntas icfes


  • el aparato urinario o excretor es un conjunto de organos encargados de mantener la homeostasis del equilibrio acido-base y del balance hidrosalino, extrayendo de la sangre productos de desecho del metabolismo celular y eliminandolos hacia el exterior del cuerpo.
PARTES

se compone, fundamentalmente, de dos partes que son:
  • los organos secretores: los riñones, que producen la orina y desempeñan otras funciones.
  • la via excretora, que recoge la orina y la expulsa al exterior. esta formada por un conjunto de conductos que son:
  • los uretes, que conducen la orina desde los riñones a la vejiga urinaria.
  • la vejiga urinaria, receptaculo donde se acumula la orina.
la uretra, conducto por el que sale la orina hacia el exterior, siendo de corta longitud en la mujer y mas larga en el hombre.
el aparato urinario esta muy relacionado embriologica y anatomicamente con el aparato genital, de tal manera que a ambos aparatos se les llama el aparato urogenital.

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